martes, 7 de febrero de 2012

Despertando en un nuevo día...

Todas las mañanas, sobre las siete en punto, suena mi despertador... Yo, como siempre, no tengo ni una pizca de ganas de levantarme. Las razones son bastantes, pero las principales es el sueño que tengo y lo negativo que yo crea que pueda ser el día... aunque también el frío es un buen factor por el cual quedarse en la cama ha dormir un rato más. Aunque me cuesta, al final me levanto a vestirme para ir al instituto, desayuno, me lavo la cara y los dientes... lo normal. Cuando ya he terminado de todo eso y me dispongo a coger mi abrigo y mi mochila, me doy cuenta del frío que debe de hacer en la calle. En la parada del autobús siempre me tengo que encoger de frío y la verdad es que el bus tarda bastante tiempo el llegar.
En el autobús hay ente conocida y desconocida, la verdad es que como voy medio dormida no me entero mucho de lo que pasa en él. Ya tengo suficiente con saber cual es mi parada. Cuando me bajo del bús voy muy rápido, aunque llegue quince minutos antes de que entremos a clase. Quizás es por que todo está muy oscuro o no se la verdad... Cuando al fin llego a la puerta de nuestro edificio y veo a una amiga me alegro y bueno se me hace mejor la espera y cuando van llegando mis demás amigas ya he tirado la enorme y pesada mochila al suelo... Las clases de pende de cuales sean no se me hacen demasiado largas pero con mis amigas se me pasan mejor. Cuando salgo de clase solo quiero mi sofá y mi cama o algún sitio en el que pueda descansar y no llevar esa carga de la mochila. Lo peor son los días en los que salimos a las tres de la tarde con dolor de tripa por el hambre... En fin ¡Días!

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